¡Por fin soy jefe! Mis superiores han reconocido mi esfuerzo. Gano más dinero y hago cosas nuevas. También es un nuevo escalón en la escala social. Ahora mis iguales en el ámbito profesional son otros. Sinceramente, solo llevo unos meses en el cargo y ya me he acostumbrado a mi nueva mesa, a la plaza de parking y al sueldo, que ya no me parece tanto. Además, esto no es tan bonito como parecía al principio:
Hagan lo que hagan mis subordinados, la culpa es mía ante mis superiores.