El departamento a dirigir está considerado como un gasto dentro de la empresa. Nadie controla sus resultados ni su funcionamiento. Sus subordinados saben lo que tienen que hacer y llevan años haciéndolo.
El departamento incluye un paladín que le inducirá las decisiones a tomar y lo que tiene que decir. Dicho paladín será inmune al maltrato siempre que mantenga las expectativas de ser su sucesor.